sábado, 8 de marzo de 2014

¡Las mujeres más hermosas son las menos femeninas!



     No tengo un grado de feminidad muy alto, si es que alguna vez pudiera medirse.
  En plan de confesiones, me molesta mucho tener que peinarme para salir, me parece banal gastar dinero en maquillaje y tampoco muero por los zapatos.

  Suele asociarse lo femenino con ese universo superficial de lo estético. Nos reímos cuando vemos una mujer que no se ha depilado y es notorio, nos parece aterrador que una mujer prefiera lucir sus canas y evitar el paraíso de la peluquería.

  Pero… al fin y al cabo, de todas las mujeres más grandiosas de mi vida ninguna se encasilla en el monumento a la feminidad: Mi madre no pasaba horas frente a un espejo pero me enseño cosas importantes y hermosas para poder aprender a vivir. Mi abuela dejaba lucir sus canas sin necesidad de una coloración falaz, eso sí adoraba los perfumes, y también a sus nietos a los que nos dedicaba gran cantidad de horas de amor y juegos únicos.

De las mujeres más luchadoras tampoco puedo vislumbrar con claridad su necesidad por marcar lo femenino.
  Ni Eva luchando por los más necesitados con su rodete icono y siempre bella pero aferrada a esa fuerza arrolladora que la supo caracterizar.
  Ni Frida con su belleza exótica pero su inteligencia incomparable.
Tampoco María Elena con sus mágicos cuentos y canciones que marcaron cientos de generaciones.

Ser mujer ya se sabe no es cosa fácil. Soportamos diferencias que naturalizamos tanto al punto de que ni siquiera nosotras mismas podemos diferenciarlas. Están implícitas en las publicidades de desodorantes o de productos de limpieza, en el trabajo, en la facultad.

Nos transformamos en multiuso haciendo cincuenta cosas a la vez. Sufrimos nuestra primera menstruación, nuestra primera vez, cuando vamos a concebir a nuestros hijos.
Muchas sufren silenciosamente el maltrato de hombres que se creen superiores…

Por eso es que creo que la femineidad pasa por otro lado. Femeninas son aquellas que luchan día a día para criar a sus hijos solas, para conseguir ese trabajo en donde el puesto es requerido por hombres, para arreglar cada desperfecto doméstico que se rompe, las que aman con todas sus fuerzas hasta conseguir ese amor infinito.

Conozco muchas de ellas y no puedo dejar de admirarlas, y  es que detrás de ese mundo chiquito de lo femenino salen a la luz.... Grandes Mujeres.

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