jueves, 27 de junio de 2019

Infancia: Especie en peligro de extinción



  ¿Hace falta que expliquemos lo qué era la verdadera concepción de la infancia como cuando nos referimos a esas especies que se encuentran a punto de extinguirse, con esos nombres originales en latín como "infancius", "niñatus", "puer"?
    Como casi todo en tiempos de fugacidad y entretiempo perdido, ser niño hoy en día parece ser que no es tan fácil como antes, ni tan feliz, ni mucho menos, tan niño. Naturalizamos que el bebé maneje con facilidad las aplicaciones del celular y hasta lo festejamos riendo y argumentando con eufemismos como: "y bueno... son nativos digitales". Nos sumamos a la parafernalia del niño como merecedor arbitrario de la "tablet" el día del niño y el celular en Navidad. Aprobamos el uso de la misma moda que usan los adolescentes e incluso los adultos en nuestros propios hijos. Permitimos que nos exijan el "spinner", la "patineta" electrónica ( "Hoverboard") y la cuenta nueva en Netflix. Nos sentimos culpables cuando la fiesta de cumpleaños no es un mega evento en un salón, cuando no alcanza para alquilar el pelotero, o cuando no podemos personalizarles los paquetes de las golosinas.
-"El nene quiere"-, "-El se merece lo mejor"-, "- ¿Todas las compañeritas van a hacer el spa en su cumple y ella no?_"
 ¿En qué nos convertimos cuando olvidamos que los adultos somos nosotros y ellos los niños? Esos mismos niños que no hace taaanto tiempo atrás fuimos nosotros, felices, extremadamente felices con el telenti o payana (un juego con piedritas), la mancha televisor, la pastelería en casa llenándonos de barro y de pasto, el picadito en el potrero, la escondida en todo el barrio, los cumpleaños en la casa sin souvenirs ni pantalla pero con el gallito ciego y la cara llena de harina buscando el caramelo en el plato.
Cuando olvidamos los niños que fuimos, cuando olvidamos los adultos que somos ahora, corrompemos la verdadera infancia. Nos conformamos con todo lo que el mercado nos ofrece y nos volvemos esclavos del sistema. Tapamos culpas del poco tiempo para poder compartir con ellos con aparatos que jamás van a reemplazar el mirarlos a los ojos y hacer un piedra, papel y tijera. Los exponemos a una sexualidad temprana que atenta peligrosamente contra ellos al "lookearlos" como si tuvieran veinte años. Plantamos la semilla del "no se lo que quiero pero lo quiero ya", relegando el lugar del pensamiento creativo, autónomo y crítico. Nos enojamos porque no son como Juan Martín o como Guadalupe cuando nosotros no predicamos ni una pizca de ejemplo.
Estamos en tiempos donde grandes relatos ya no tienen arte ni parte, en tiempos donde los roles y los vínculos han cambiado notablemente, donde lo que alguna vez formó parte de un ritual ya dejó de serlo hace rato.
Hoy son muchos los niños que trabajan en plantaciones mientras que otros cuidan a sus hermanitos en la casa. Otros salen a revolver basura para comer mientras que otros exigen que comer cada día. Niños que limpian vidrios o reparten estampitas y otros que pasan quince horas frente a una pantalla. Todos en cualquiera de estas instancias están viviendo una infancia corrompida, partida en pedazos difíciles de reponer.
Pensar en los niños como el hoy y el ahora y no como suele decirse: "las futuras generaciones" es empezar por algo. Es intentar rescatar a todos los chicos del horror de la hipocresía y la ignorancia. Es ver que es hoy cuando ellos necesitan hacer la tarea sin aplicaciones, hamacarse hasta los más alto, hacer burbujas hasta gastar todo el detergente, leer juntos una historia sin necesidad de utilizar plataformas digitales.
Nuestros pibes siguen siendo esos mismos que fuimos nosotros siempre y cuando los saquemos a remontar un barrilete o jugar un partido. Si en cambio optamos por sumergirlos ya de bebés frente a una pantalla o en un local de comidas rápidas, probablemente se sientan más atraídos por esa esclavitud del sistema que los atrapa en un abrir y cerrar de ojos.
Todavía estamos a tiempo, la infancia está en peligro de extinción, poné tu granito de arena y sacalos a jugar afuera. Es hoy.